La dirección de la Academia Dominicana
de la Lengua
organizó una Rueda de Prensa con la participación de periodistas y
comunicadores de diversos medios de comunicación del país para dar a conocer la
posición de las Academias de la
Lengua sobre el controvertido tema del “género gramatical y
sexismo lingüístico”, tan vapuleado en nuestro tiempo como consecuencia del uso
abusivo del doble género gramatical. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia , consignó el
criterio que establece lo lingüísticamente pertinente en el uso de la
terminación genérica de los vocablos que así lo demandan.
Rosario Candelier dijo que las palabras que se clasifican como sustantivos y adjetivos se rigen por una desinencia o terminación cuya forma denota si se trata de masculinos o femeninos, excepto algunos casos especiales, como los nombres comunes, entre otros. Subrayó que
La fórmula del
mal llamado ´doble género´, que han promovido los grupos feministas con la
intención de poner de relieve la figura de la mujer, afecta el buen uso de la
lengua. Decir, “ciudadanos y ciudadanas”, “dominicanos y dominicanas”,
etc., no es apropiado porque se trata de una fórmula innecesaria,
lingüísticamente redundante en la mayoría de los casos. Señaló el director que
el lenguaje se rige por una ley básica: la economía de la lengua, que postula
el empleo de la menor cantidad de palabras para expresar la mayor cantidad de
ideas. Es chocante decir “Voy con mis hermanos y mis hermanas para que se
junten con tus hijos y tus hijas en la fiesta de esta noche”. Quienes dicen en
público “los capitaleños y las capitaleñas”, cuando hablan en privado no dicen
“ayer fui a cenar con mis amigos y mis amigas”, sino que simplemente dicen
“Ayer fui a cenar con mis amigos”. ¿Por qué repetir el vocablo en femenino? Esa
repetición del femenino es redundante. En semejante desacierto incurren, por un
populismo verbal infundado, quienes dicen “los y las” o “todos y todas”, como
si “los” y “todos” no fueran un conjunto que engloba y comprende a los dos
sectores implicados. En ese dislate han incurrido políticos, profesores,
sacerdotes, comunicadores y actores que usan esa fórmula aunque les resulte
chocante y pesada la reiteración.
Las Academias no
aprueban la propuesta del “doble género”, según consignó la Nueva gramática de la lengua
española, por la siguiente razón: “El género no marcado en español es el
masculino y el género marcado es el femenino (…), lo que hace innecesario
mencionar el término marcado”. Es decir, “en la designación de seres animados,
los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los
individuos de ese tipo, sino también para designar la clase que corresponde a
todos los individuos de la especie, sin distinción de sexo”. Si decimos “los
hombres”, en términos genéticos, se alude a todos los seres humanos, en cuyo
conjunto figuran las mujeres. Si decimos “los dominicanos”, en términos
jurídicos, comprende a todos los ciudadanos, hombres y mujeres, de República
Dominicana. Si decimos “los estudiantes”, no hay que decir “las estudiantes” o,
peor, “las estudiantas”, ya que quienes pertenecen al sexo femenino quedan
comprendidas en el conjunto global “los estudiantes”. Por tanto, es incorrecto
decir “los y las dominicanas”, “todos y todas”, ya que el uso genérico “los
dominicanos” comprende a toda la población de República Dominicana, no solo la
masculina. Además, el artículo masculino (“los”) no concuerda en género con
“dominicanas”, que es femenino, razón por la cual no es válido,
gramaticalmente, decir “los y las dominicanas”. De igual manera, cuando decimos
“todos”, no se excluye a nadie, pues el vocablo “todos” no establece diferencia
de sexo, edad, condición social, etc., ya que engloba un conjunto. Exceptuando
los términos de cortesía, como “señores y señoras”, “damas y caballeros”, el
circunloquio expresivo “los” y “las” es innecesario, sobreabundante, redundante
e incorrecto, sea quien sea el hablante. Si decimos “Saludos a todos”, es
impertinente y sobreabundante añadir “y a todas”, porque “todos” comprende a
cuantos participan sin marginar ni discriminar a la mujer.
Por otro lado,
la palabra “miembro” no admite el femenino “miembra” ya que es gramaticalmente
incorrecto y, por tanto, inadmisible. La palabra miembro alude a la condición
de pertenencia de un individuo a un grupo, organización o instancia. Por
consiguiente, miembro se aplica a cualquier persona, hombre o mujer, que
pertenece a una determinada organización. Lo mismo sucede con los vocablos
“testigo” y “poeta”, válidos para sujetos masculinos o sujetos femeninos, pues
su terminación es aplicable a las dos formas posibles (el testigo, la testigo;
el poeta, la poeta).
Es importante
consignar que, con la presente normativa, la gramática no discrimina a la
mujer. Si la discriminara, no habría admitido, como efectivamente
admitió, el uso del femenino para los oficios y profesiones, cuando se refiere
a la labor realizada por una mujer. Así decimos abogada, arquitecta, médica,
odontóloga, filóloga, etc., para referirse a la titular femenina de una de esas
ramas profesionales. En tal virtud, el director de la Academia precisó: “Somos
respetuosos de la mujer, pero la defensa, justa y valedera, que hacen las
feministas a favor de la mujer, no debe hacerse en menoscabo de los valores y
principios, entre los cuales figura la normativa gramatical”.
Por su parte, la
coordinadora de la
Tertulia Lingüística de la Academia , María José
Rincón, puntualizó: “La lucha legítima y necesaria por alcanzar la igualdad de
derechos y oportunidades para las mujeres ha tomado, en el caso de la crítica
al lenguaje sexista, derroteros poco sostenibles. Como casi siempre, nuestra
sociedad se preocupa por las apariencias y deja de lado lo realmente
importante: el contenido. La preocupación por las formas agota nuestras
energías y nos impide llegar al fondo. Discutimos acaloradamente sobre el
género de algunos sustantivos, sobre el matiz despectivo de algunas palabras y
perdemos de vista que la lengua es un sistema que se ha conformado para
expresar a los hablantes de una comunidad. El contenido de esa expresión es
responsabilidad de cada uno de esos hablantes”.
Luego María José
Rincón enfatizó: “Como mujer y como lingüista lamento que invirtamos nuestro
tiempo en decorar el tejado cuando los pilares son los que se tambalean, un
ejemplo más de nuestras prioridades extraviadas. La lengua es el medio de
expresión de una sociedad sexista, que expresa contenidos sexistas; pero el sexismo
no está en la lengua, del mismo modo que la fiebre no está en la sábana. Cuando
las mismas mujeres nos vanagloriamos de cómo nuestras parejas “nos ayudan en
casa”, expresamos un contenido sexista, aunque lo hagamos en lengua de signos.
Preocupémonos por desterrar el sexismo de nuestras actitudes y de nuestros
contenidos; nuestra lengua sabrá adaptarse a ese cambio, como a muchos otros y
comunicará con sabiduría a esa nueva sociedad a la que aspiramos, en la que
todos nos sentiremos representados y expresados”.
La discusión
sobre el uso no sexista de la lengua en los medios de comunicación procura
evitar el detrimento del buen decir. La Academia Dominicana
de la Lengua
rechaza el uso indiscriminado del doble género gramatical, como lo exponen, en
este opúsculo, los artículos de Bruno Rosario Candelier, María José Rincón,
Ignacio Bosque, Fabio J. Guzmán y Domingo Caba. Es un intento que procura
elevar el nivel académico del debate lingüístico para recomendar a los
hablantes la forma pertinente en beneficio de un mejor uso de la lengua
española.
El acto
discurrió como una tertulia abierta y participativa. Bruno Rosario Candelier,
director de la Academia ,
María José Rincón, coordinadora de la Tertulia Lingüística
y Fabio J. Guzmán, Presidente de la Fundación Pro Academia de la Lengua , respectivamente,
presentaron los planteamientos teóricos y prácticos dilucidados por la
institución del idioma a través del Diccionario panhispánico de dudas y la Nueva gramática de la lengua
española. La introducción general al tema y la lectura de las premisas teóricas
dio paso a un animado debate del público participante. Se plantearon cuestiones
generales, como el uso jurídico o político del doble género gramatical y sus
motivaciones prácticas.
Las preguntas
concretas sobre usos prácticos pusieron de manifiesto la necesidad de fomentar
la formación lingüística general de los hablantes dominicanos y, de un modo
especial, de quienes ejercen una función pública a través del aula, la cátedra,
la tribuna, los medios de comunicación, el púlpito y el micrófono. Los
participantes aportaron datos del uso del género gramatical en textos jurídicos
o informativos dominicanos. En actividades como la presente, la Academia cumple una de
sus tareas esenciales, que es servir de orientación para el uso culto y
correcto de la lengua española que deben seguir los hablantes de República
Dominicana. Santo Domingo, ADL, 19 de junio de 2012.
http://www.academia.org.do/academia-presenta-la-obra-sexismo-linguistico-y-doble-genero/
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